miércoles, 23 de diciembre de 2009
la universidad
lunes, 14 de diciembre de 2009
Os estaba contando de mis viajes, en particular había acabado el otro día hablando de Córdoba...Venga, sólo os quiero contar una sensación: quiero entrar en la mezquita; me dicen que cuesta ocho euros...jo...me mosqueo un poco, pero pago y entro; me quedo sin palabras y las piernas empiezan a temblarme; me tengo que sentar; os lo juro chicos: nunca había visto algo parecido, un tesoro más precioso...no sé cómo describir la multitud de sensaciones que atravesaron mi cabeza y mi corazón, pero fue una de las experiencias más impactantes de toda mi vida. No os quiero decir nada de lo que vi, porque no os quiero quitar el "efecto sorpresa" que tengáis el día en que vayáis a visitarla. TENËIS que ir, poned en vuestras destinaciones futuras "Mezquita de Córdoba".
Hice otros viajes, algunas veces sóla y otras acompañada.
Los últimos de los que os quiero contar son dos:
1- Carnaval de Cádiz: cómo describirlo...pues...¡una verdadera pasada tíos! Se trata del carnaval más famoso de toda España, porque acoge a estudiantes y jovenes de toda Europa...la regla principal es: disfrazarse. No importa de que, lo importante es ponerse encima algo divertido e ir. Cuidado: las personas más sensibles podrían pasarlo fatal; de hecho, en las noches del carnaval gaditano se ve cualquier tipo de cosa, prácticamente no existen reglas y cada uno hace lo que quiere. TODOS van borrachos, bailando y cantando el himno de la fiesta, que es "¡alchol, alchol, alchol alchol alchol...hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual!"...De aquí seguro que entendéis mis recomendaciones. ¡¡¡jijijiji!!!
El último viaje que hice (last but not least) fue a Salamanca. Cuando estaba en Granada de erasmus tenía una amiga que venía de Salamanca, y que estaba estudiando en Granada gracias a un proyecto de la universidad española, el Séneca (que te permite estudiar un año en otra ciudad de España). Cuando ya mi Erasmus se había acabado, me quedé ahí otro año, trabajando y preparando mi tesina. Fue en este período que fui a Salamanca. Es una ciudad preciosa, de verdad muy bonita, pero lo que más me gstó fue visitarla de manera diferente con respecto a una turista normal: de hecho, estaba con mi amiga Sofía, que me llevaba a todos aquellos lugares que un turista normal nunca conocerá, que me contaba historias y leyendas sobre los rincones más escondidos de la ciudad y que me introducía a todos sus amigos salmantinos como si fuera una de ellos...wow, ¡me lo pasé pipa!
Ay ay ay, qué melancolía, qué ganas de volver ahí ya...
Sólo estoy esperando que se acaben los exámenes de enero/febrero ¡y ya volveré unos diítas!
Hasta prontísimo chicos, ¡a ver cuál será el tema del próximo post!
¿Algún consejo?
Besote
viernes, 11 de diciembre de 2009
¡Hola a todos!
wow...llevo mucho ya sin ocuparme del blog...es que, ¿sabéis qué es lo que pasa? cada vez que abro esta página, aunque la he escrito yo, me entra una melancolía increíble...Me encantaría volver allá, volver a ver a todos mis amigos y hacer las cosas que hacía cada día...es automático: cada vez que me pongo a escribir algo sobre mi experiencia, me tiro horas pensando en todo lo que he vivido...
Pero bien, en fin...os he prometido hablaros de Granada, ¿no? Entonces vamos, ¡hablemos hoy de viajes!
Sí, cuando uno está de Erasmus (todavía no he entendido por qué) se va de viaje cada dos por tres.
Y yo hice lo mismo, viajé un montón, también tenía en ese momento la posibilidad económica de hacerlo, porque la beca que me daban era de verdad muy alta.
El primer viaje que hice fue a Valencia...más bien: estábamos en septiembre y tenía una amiga italiana que trabajaba de prácticas en un hotel en Benidorm. Fui a verla y de ahí alquilamos un coche y, pasando por toda la costa Brava, nos fuimos a Valencia. Sólo estuvimos dos días, pero mereció verdaderamente la pena, porque ¡nos lo pasamos bomba! Estábamos locas: salimos con sólo una mochila en la que cabía la ropa de las dos y punto. Nada más. Pero lo más divertido fue que en Valencia no reservamos ningún hostal: dormimos en coche, justo al lado del puerto (¡un lugar más peligroso no existe!), y cuando salía el sol por las mañanas íbamos a tumbarnos en la playa y seguíamos durmiendo ahí...¡totalmente locas! ...Estupendo.
Otro viaje lo hice con mi hermana. La receta era siempre la misma: alquilamos un coche y luego...¡aventura! De Granada fuimos a Cádiz, pero, como no nos gustó, nos quedamos allí sólo unas horas...la que queríamos ver era la Andalucía verdadera, la tierra abandonada a sí misma y no un lugar lleno de turistas extranjeros. Entonces pasamos la noche en un pueblecillo a unos cien kilómetros de Cádiz, Barbate, que se sitúa en el parque eólico más grande de toda España. Ahora bien: al llegar (por la noche) no nos habíamos dado cuenta de dónde estábamos...pero por la mañana, al despertarnos (siempre en el coche), tíos, ¡qué espectáculo, qué maravilla! Estábamos durmiendo justo en el medio de todos los molinos de viento...¡una pasada!
De Barbate luego fuimos por la costa, pasando por Tarifa, Gibraltar, Málaga hacia Nerja, un pueblo guiri (y cuando digo guiri me estoy refiriendo al verdadero sentido de la palabra: lleno de ingleses) que está muy cerca de Málaga. Ahí nos quedamos un par de días, esta vez durmiendo en un hostal baratito... ¡y aprovechamos del buen tiempo para ir a la playa a ponernos un poco morenicas!
Y de Nerja salimos otra vez. Destino siguiente: Almería. Almería me gustó muchísimo, es una ciudad preciosa, ciudad de puerto, como las que me gustan a mí. Pero nada de particular me impactó, a no ser por la paella increíble que comimos en un pequeño restaurante cerca de la playa...la más rica que comí en todo mi Erasmus. De Almería cogimos el coche por última vez y fuimos al parque natural de Cabo de Gata, muy bonito la verdad.
El tercer viaje lo hice con una amiga italiana que estaba en Granada de Erasmus como yo; aprovechamos del puente de diciembre (en España también el 6 de diciembre es día festivo) para descubrir que había en el interior de Andalucía: la ruta fue la de los Pueblos Blancos (pequeños pueblecillos escavados en el medio de las montañas y completamente blancos); me encantaron, los veo como muy folklorísticos. De nuestro itinerario formaban parte Ronda (conocida por tener la Plaza de Toros más antigua de toda España) y Antequera (ciudad medieval con una alcazaba estupenda), porque estaban cerca de Almargen, un pequeño pueblo desconocido del que venía mi compañero de piso, Javi, que nos hacía de guía en aquellos días. Fue muy bonito encontrar a su familia, conocer a sus amigos: me impactó mucho la manera de recibir a los extranjeros que tienen allí, una manera verdaderamente abierta y simpática, en seguida te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa.
De Almargen fuimos un par de días a Córdoba: bueno, de Córdoba me enamoré, dejé allí un trozo de mi corazón...
Pero os diré mañana el por qué, ¡porque ahora me tengo que ir!
No os preocupéis, ¡tengo todavía que contaros otras aventuras por España!
Hasta mañana entonces, ¡un besazo!
Ello