miércoles, 23 de diciembre de 2009

la universidad




Hola chicos, ¡muy buenos días!


Me he dado cuenta de que os estoy hablando hace ya unos días de el Erasmus en Granada ...¡y todavía no os he dicho nada de la universidad!


Bueno, como os podéis imaginar, conocer la universidad en la que estudiaréis es, quizás, lo más importante.


La UGR (Universidad) está muy presente en la ciudad de Granada: hay cuatro Campus Universitarios, además del “Campus Centro”, en el que se integran todos los centros dispersos por el casco histórico de la ciudad (como, por ejemplo, las facultades de Derecho y la de Interpretación y Traducción).

Los dos principales son: el Campus de Fuentenueva (que está cerca de Plaza Einstein), en el que encontramos todas las facultades de estudios, digamos, científicos, y el de la Cartuja, que se sitúa más arriba con respecto al centro de la ciudad, en el que, en cambio, están las facultades de estudios humanísticos (mi facultad, la de Letras y Filosofías, estaba justo allí).


La UGR ha fomentado desde hace años una importante dimensión internacional a través de su Vicerrectorado de Relaciones Internacionales. La importancia de la presencia de estudiantes internacionales se manifiesta sobre todo a través de los muchos acuerdos de movilidad firmados con instituciones europeas de Educación Superior y en los programas de movilidad Erasmus, siendo la primera universidad europea en recepción de estudiantes y la segunda española en envío de estudiantes propios.


La facultad que mejor conozco es la de Filosofía y Letras, y es por eso que ahora hablaré un poco de ella...

Como ya hemos visto, la facultad se encuentra enclavada en el Campus Universitario de la Cartuja, una de las áreas más importantes de la Granada universitaria. Filosofía y Letras es un centro emblemático: sus orígenes se remontan a 1531, los años del reinado del Emperador Carlos V.

La Facultad te abre sus puertas, deseando que te integres plenamente en la vida académica e institucional de un ámbito que debes sentir como algo tuyo; tu participación siempre será acogida con el mayor interés.


Hay que decir que el sistema universitario español es algo diferente del italiano. Hoy en día, las universidades se están adaptando a las normativas europeas (Plan Bolonia), pero cuando estudiaba yo allí todavía no existía la estructura 3+2: sólo había carreras de 5 años. Siendo estudiante Erasmus, matriculada en un sistema totalmente diferente, tenía la posibilidad de hacer la matrícula en cualquier tipo de asignatura; elegí, evidentemente, asignaturas de la carrera de Filología Hispánica y de Inglesa.

Además, es importante saber que los cursos allí tienen un número de estudiantes cerrado, así que si te interesa de verdad una asignatura te tienes que matricular en seguida, al abrirse los plazos.


Lo bueno de este sistema es que parece estar todavía en el Bachillerato: los compañeros son, más o menos, siempre los mismos y los profesores te conocen muy bien (siendo también muchas asignaturas de carácter anual). Esto permite la creación de amistades verdaderas...
La verdad, queridos lectores, es que la UGr se me ha quedado en el corazón: nunca he tenido tantas ganas de estudiar como allí. De hecho, al tenerme que matricular en la que en Italia es la "laurea magistrale", tenía pensado hacer el cambio, o sea irme a Granada y acabar allí la carrera; hice todos los papeles necesarios, pero tuve que renunciar: para poderme matricular en el cuarto curso, tenía que recuperar algo como cien créditos (porque quería matricularme en Filología Inglesa, pero estando licenciada en "Lingue e Letterature Straniere" no tenía suficientes créditos de Inglés)....así que tuve que olvidarme de mi proyecto...por ahora.
Sé que un día volveré allí. ¡Granada (y la Universidad) forma parte de mi futuro!
Ahora os dejo, esperando que las informaciones os sirvan para vuestros planes.
¡Hasta pronto!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Bueeeeeeeeno, había dicho "mañana" y han pasado tres días...¡¡jajaaj!! Pero lo importante es que esté aquí con vosotros otra vez..

Os estaba contando de mis viajes, en particular había acabado el otro día hablando de Córdoba...Venga, sólo os quiero contar una sensación: quiero entrar en la mezquita; me dicen que cuesta ocho euros...jo...me mosqueo un poco, pero pago y entro; me quedo sin palabras y las piernas empiezan a temblarme; me tengo que sentar; os lo juro chicos: nunca había visto algo parecido, un tesoro más precioso...no sé cómo describir la multitud de sensaciones que atravesaron mi cabeza y mi corazón, pero fue una de las experiencias más impactantes de toda mi vida. No os quiero decir nada de lo que vi, porque no os quiero quitar el "efecto sorpresa" que tengáis el día en que vayáis a visitarla. TENËIS que ir, poned en vuestras destinaciones futuras "Mezquita de Córdoba".

Hice otros viajes, algunas veces sóla y otras acompañada.

Los últimos de los que os quiero contar son dos:
1- Carnaval de Cádiz: cómo describirlo...pues...¡una verdadera pasada tíos! Se trata del carnaval más famoso de toda España, porque acoge a estudiantes y jovenes de toda Europa...la regla principal es: disfrazarse. No importa de que, lo importante es ponerse encima algo divertido e ir. Cuidado: las personas más sensibles podrían pasarlo fatal; de hecho, en las noches del carnaval gaditano se ve cualquier tipo de cosa, prácticamente no existen reglas y cada uno hace lo que quiere. TODOS van borrachos, bailando y cantando el himno de la fiesta, que es "¡alchol, alchol, alchol alchol alchol...hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual!"...De aquí seguro que entendéis mis recomendaciones. ¡¡¡jijijiji!!!

El último viaje que hice (last but not least) fue a Salamanca. Cuando estaba en Granada de erasmus tenía una amiga que venía de Salamanca, y que estaba estudiando en Granada gracias a un proyecto de la universidad española, el Séneca (que te permite estudiar un año en otra ciudad de España). Cuando ya mi Erasmus se había acabado, me quedé ahí otro año, trabajando y preparando mi tesina. Fue en este período que fui a Salamanca. Es una ciudad preciosa, de verdad muy bonita, pero lo que más me gstó fue visitarla de manera diferente con respecto a una turista normal: de hecho, estaba con mi amiga Sofía, que me llevaba a todos aquellos lugares que un turista normal nunca conocerá, que me contaba historias y leyendas sobre los rincones más escondidos de la ciudad y que me introducía a todos sus amigos salmantinos como si fuera una de ellos...wow, ¡me lo pasé pipa!

Ay ay ay, qué melancolía, qué ganas de volver ahí ya...
Sólo estoy esperando que se acaben los exámenes de enero/febrero ¡y ya volveré unos diítas!

Hasta prontísimo chicos, ¡a ver cuál será el tema del próximo post!
¿Algún consejo?

Besote

viernes, 11 de diciembre de 2009



¡Hola a todos!
wow...llevo mucho ya sin ocuparme del blog...es que, ¿sabéis qué es lo que pasa? cada vez que abro esta página, aunque la he escrito yo, me entra una melancolía increíble...Me encantaría volver allá, volver a ver a todos mis amigos y hacer las cosas que hacía cada día...es automático: cada vez que me pongo a escribir algo sobre mi experiencia, me tiro horas pensando en todo lo que he vivido...
Pero bien, en fin...os he prometido hablaros de Granada, ¿no? Entonces vamos, ¡hablemos hoy de viajes!
Sí, cuando uno está de Erasmus (todavía no he entendido por qué) se va de viaje cada dos por tres.
Y yo hice lo mismo, viajé un montón, también tenía en ese momento la posibilidad económica de hacerlo, porque la beca que me daban era de verdad muy alta.



El primer viaje que hice fue a Valencia...más bien: estábamos en septiembre y tenía una amiga italiana que trabajaba de prácticas en un hotel en Benidorm. Fui a verla y de ahí alquilamos un coche y, pasando por toda la costa Brava, nos fuimos a Valencia. Sólo estuvimos dos días, pero mereció verdaderamente la pena, porque ¡nos lo pasamos bomba! Estábamos locas: salimos con sólo una mochila en la que cabía la ropa de las dos y punto. Nada más. Pero lo más divertido fue que en Valencia no reservamos ningún hostal: dormimos en coche, justo al lado del puerto (¡un lugar más peligroso no existe!), y cuando salía el sol por las mañanas íbamos a tumbarnos en la playa y seguíamos durmiendo ahí...¡totalmente locas! ...Estupendo.



Otro viaje lo hice con mi hermana. La receta era siempre la misma: alquilamos un coche y luego...¡aventura! De Granada fuimos a Cádiz, pero, como no nos gustó, nos quedamos allí sólo unas horas...la que queríamos ver era la Andalucía verdadera, la tierra abandonada a sí misma y no un lugar lleno de turistas extranjeros. Entonces pasamos la noche en un pueblecillo a unos cien kilómetros de Cádiz, Barbate, que se sitúa en el parque eólico más grande de toda España. Ahora bien: al llegar (por la noche) no nos habíamos dado cuenta de dónde estábamos...pero por la mañana, al despertarnos (siempre en el coche), tíos, ¡qué espectáculo, qué maravilla! Estábamos durmiendo justo en el medio de todos los molinos de viento...¡una pasada!
De Barbate luego fuimos por la costa, pasando por Tarifa, Gibraltar, Málaga hacia Nerja, un pueblo guiri (y cuando digo guiri me estoy refiriendo al verdadero sentido de la palabra: lleno de ingleses) que está muy cerca de Málaga. Ahí nos quedamos un par de días, esta vez durmiendo en un hostal baratito... ¡y aprovechamos del buen tiempo para ir a la playa a ponernos un poco morenicas!
Y de Nerja salimos otra vez. Destino siguiente: Almería. Almería me gustó muchísimo, es una ciudad preciosa, ciudad de puerto, como las que me gustan a mí. Pero nada de particular me impactó, a no ser por la paella increíble que comimos en un pequeño restaurante cerca de la playa...la más rica que comí en todo mi Erasmus. De Almería cogimos el coche por última vez y fuimos al parque natural de Cabo de Gata, muy bonito la verdad.



El tercer viaje lo hice con una amiga italiana que estaba en Granada de Erasmus como yo; aprovechamos del puente de diciembre (en España también el 6 de diciembre es día festivo) para descubrir que había en el interior de Andalucía: la ruta fue la de los Pueblos Blancos (pequeños pueblecillos escavados en el medio de las montañas y completamente blancos); me encantaron, los veo como muy folklorísticos. De nuestro itinerario formaban parte Ronda (conocida por tener la Plaza de Toros más antigua de toda España) y Antequera (ciudad medieval con una alcazaba estupenda), porque estaban cerca de Almargen, un pequeño pueblo desconocido del que venía mi compañero de piso, Javi, que nos hacía de guía en aquellos días. Fue muy bonito encontrar a su familia, conocer a sus amigos: me impactó mucho la manera de recibir a los extranjeros que tienen allí, una manera verdaderamente abierta y simpática, en seguida te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa.
De Almargen fuimos un par de días a Córdoba: bueno, de Córdoba me enamoré, dejé allí un trozo de mi corazón...
Pero os diré mañana el por qué, ¡porque ahora me tengo que ir!
No os preocupéis, ¡tengo todavía que contaros otras aventuras por España!
Hasta mañana entonces, ¡un besazo!
Ello